Reflexiones de un desarrollador solitario
En una época en que todos se preocupan por la monetización, los MVPs, los sprints ágiles y el escalamiento de equipos, tengo el raro privilegio de dedicar todo mi tiempo y energía a perseguir mi pasión de toda la vida: el software como artesanía y la programación como rama de la literatura.
Amo a mis colegas desarrolladores. Amo a mis amigos que tienen empresas de software y navegan las realidades diarias de nóminas, plazos y expectativas de clientes. Pero en algún momento, nuestra industria parece haber olvidado que el software, el conocimiento y la estética tienen un valor intrínseco—más allá de las practicidades (y miserias) del software como negocio.
Este repositorio es un rincón tranquilo para un tipo diferente de trabajo:
- Curiosidad sobre utilidad — explorar ideas porque son interesantes, no porque hay que entregarlas
- Profundidad sobre velocidad — entender profundamente en lugar de entregar rápidamente
- Oficio sobre producto — escribir código que enseña, no solo código que funciona
- Conocimiento por sí mismo — porque algunas cosas valen la pena aunque no nos paguen por ellas
Estas son reflexiones de un desarrollador solitario que tiene el escaso lujo del tiempo.
Si estás aquí, probablemente eres de los pocos que todavía creen que la programación puede ser una forma de pensamiento, que la documentación puede transmitir comprensión, y que la calidad de nuestro trabajo importa incluso cuando nadie está mirando.
Bienvenido.
Artículos
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Estos documentos están vivos. Evolucionan con la práctica.